Miente el azul.

Mientras la resequedad de mis pies sienten la ardiente arena y quieren tumbarse en la humedad a poco despues de un largo camino, lamiendo mis labios reventados por el viento a punto de saber a hierro fundido, mis ojos se cierran cada segundo por el sol picante que lastima mi piel, mi garganta se seca con cada golpe de suspiro que doy, son mis manos sudadas de arena como si fuese un imán de tal, mi cabello se desprende poco a poco y solo doy un paso a la vez por la pesadez de mi cuerpo y el viento tan fuerte. ¿Es este un acto de sacrificio? mientras avanzo puedo escuchar estruendos, un sonido inquietante, mi corazón se aceleraba, quería llegar al final del camino, el viento hablaba en ese lugar, a lo lejos tal vez cincuenta, no...cien, cien metros pude ver, como las olas crecían, la inmensidad del agua, estaba intranquila, sentía temor, ellas venían hacia a mi, con todas sus fuerzas, una tras otra, a larga distancia su color era azul, luego celeste y cada vez mas cerca sus tonos cambiaban, era increible, me sentía tan pequeña, insignificante, el agua golpeaba despacio la orilla, tan solo se rebalsaba, ¿Cómo no podía inundar el lugar? se mantenía en sincronía, toco mis pies y sentí frió, la arena humeda se hundía conmigo, mis huellas se marcaban instantáneamente, y al tocar el agua salada del mar, era carrasposa, y se deshacía en mi mano, entre poco a poco, mi cuerpo se movía con el agua, hacíamos una danza sin cuestionarme, me arrastraba y me atraía, era relajante, al estar dentro, eramos uno, solo uno, mi mente ni recordo al sol ardiente, mi juicio se nublo, el mar solo me atrapo, gasto mis energías, y consumía cada parte de mi, pero como todo tiene limites y nada dura para siempre, mi alucinación, mi trance humedo, mi lazo con Tritón se había roto, mi boca se abrió y trago ese liquido salado y seco aún padeciendo tentador su riqueza visual, su sabor y textura era tedioso que hizo que mi cuerpo perturbado por las aguas saliera del lugar, mire la distancia de la orilla y de mí, estaba largo, el mar me había arrastrado hacía lo profundo, y mi cuerpo se desespero, el sol se había tapado por una cumulonimbus, y mi respiración se acelero, mis brazos nadaban con poca fuerza hacía la orilla, mis piernas cansadas daban todo lo que podía, pero las olas agitadas obstruian el paso, era la guerra de un hombre exhausto contra las fuerzas del mar, me temía no salir de ahí, aunque nadaba sentía que no avanzaba, es como si el mar tuviera vida, me querria con ella, con sus objetos robados, todo ese oro salado, maldito por sus profundidades, todas esas almas perdidas, el querría más compañía, deje de intentarlo, respire tranquilamente, despeje las toxinas venenosas que el agua me habia penetrado, y vi a mi alrrededor, busque la ola más cerca que sería  la proxima en ir a la orilla, nade hacia ella para que me empujara, fui a la siguiente, y a la otra, otras venian de regreso, la orilla cuesta más, y nade con ellas, mi cuerpo se arrastro en la arena, habia tocado tierra, el peso de mi cuerpo en mis débiles brazos, gateé hasta lo mas seco, voltee a ver el mar, era tenebrosamente mentiroso, frío, melancólico y despiadado, como si fuese el creador de la vida, ¿Con que derecho? después  de mi enojo le grite al inmenso lugar, ¡Jamás volveré a caer en tus encantos! Me marché de ahí, de las costas tenebrosas.